Aarón y Klauden era una pareja que parecía inseparable. Habían estado juntos durante muchos años, pero en las últimas semanas, todo había comenzado a desmoronarse. Las discusiones eran constantes, y la distancia entre ellos crecía cada día que pasaba.
Una noche, después de una pelea particularmente intensa, la joven decidió que ya no podía soportarlo más.
– "Esto se acabó, Aarón. Me voy," dijo con la voz entrecortada, mientras salia de la casa en medio de una tormenta furiosa, dejando atrás su anillo de compromiso sobre la mesa.
Aarón quedó solo en la casa, con el sonido de la lluvia golpeando sobre las ventanas como única compañía. Sintió una mezcla de rabia y desesperación, y decidió que no dejaría que su amada esposa se fuera sin más. Tomó su teléfono y la llamó una y otra vez, pero ella no respondía.
Las horas pasaron, y la tormenta no cesaba. De repente, su teléfono sonó. Era una llamada de Klauden, él con el corazón acelerado, contestó inmediatamente. "Por favor, hablemos," dijo, pero del otro lado de la línea solo se escuchaba estática. De repente, una voz distorsionada emergió, apenas reconocible.
"Aarón... me equivoqué... ven por mí...", la voz susurraba débilmente.
El joven preso del pánico, salió corriendo de la casa sin pensarlo dos veces. Conducía por las oscuras y retorcidas carreteras, siguiendo la dirección que siempre tomaba su esposa cuando quería alejarse de todo. La lluvia caía con tal intensidad que apenas podía ver el camino, pero continuó, guiado solo por la esperanza de encontrarla.
Finalmente, llegó a una curva cerrada donde vio las luces traseras de un coche destrozado al borde de un acantilado. Su corazón se hundió al reconocer el coche de Klauden. Corrió hacia el vehículo, pero cuando se acercó, vio que no había nadie dentro. La puerta del conductor estaba abierta, y el interior del coche estaba empapado, como si alguien hubiera salido en medio de la tormenta.
Aarón gritó su nombre, pero la única respuesta fue el viento aullante. Desesperado, comenzó a buscarla en el bosque cercano, llamándola repetidamente. De repente, su teléfono sonó de nuevo. Lo sacó con manos temblorosas y vio el nombre de ella en la pantalla. Contestó, y esta vez la voz era clara y nítida.
"Estoy detrás de ti Aarón."
El corazón de él se detuvo por un instante. Lentamente se dio la vuelta, y lo que vio lo dejó paralizado por el horror. Klauden estaba ahí, empapada y pálida, con los ojos vacíos y un rastro de sangre corriendo por su frente.
"¿Por qué no viniste antes?", murmuró ella, con su voz llena de dolor.
Aarón intentó retroceder, pero sus pies estaban clavados en el suelo. Ella avanzó hacia él, su mirada fija en la suya, mientras un frío indescriptible lo envolvía.
–"Ahora nunca nos separaremos, mi vida" dijo con una voz que ya no era humana.
En un instante, todo se volvió negro.
Días después, encontraron el coche de Klauden y de Aarón al borde del acantilado junto a estos estaba el celular del joven, pero no había rastro ni de ella ni de él. Las autoridades concluyeron que ambos habían caído al vacío durante la tormenta, pero sus cuerpos nunca fueron encontrados.
Sin embargo, el teléfono de Aarón sigue recibiendo llamadas a la misma hora cada noche. Y aquellos que han oído la voz al otro lado de la línea afirman que es un susurro débil,
Pidiendo Que Alguien Venga A Salvarla, Antes De Que Sea Demasiado Tarde.
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