sábado, 17 de agosto de 2024

AULLIDOS



 No sé si es un mito o si realmente sucedió. Pero mi abuelo solía contarme una leyenda sobre un hombre que vivía en una comunidad. Cada día salía a tomar en una cantina hasta altas horas de la noche. Sin embargo, cuando llegaba la hora de regresar a casa, escuchaba a un grupo de perros ladrando a su alrededor. Pero estos perros no eran reales, el hombre no podía verlos. Así pasó mucho tiempo sin encontrar una solución.

En ciertas ocasiones, los perros ladraban misteriosamente en los rincones por donde transitaba el hombre. A veces, ladraban sin cesar hasta que el individuo llegaba a su hogar. No obstante, esta situación comenzó a perturbarle. Cuando escuchaba los ladridos de los perros, los reprendía de inmediato y profería palabras obscenas. Pero cada noche, al adentrarse en la oscuridad del pueblo, los perros regresaban. Él empezaba a creer que estaba volviéndose esquizofrénico... Buscó explicaciones lógicas en varios lugares, pero nadie entendía nada. De hecho, lo miraban de forma extraña...

En su mente surgían innumerables interrogantes, pero nada parecía tener sentido. Lo único que anhelaba era no volver a escuchar a esos molestos perros ladrar, ya que su alboroto resultaba insoportable. Sin embargo, en una noche como tantas otras, decidió salir a tomar en la cantina. Al salir, volvió a escuchar el ladrido de los perros. Esta vez, con todas sus fuerzas, les suplicó que se marcharan y los maldijo a todos. Luego, el ladrido cesó. Esto lo llenó de alegría y pensó que por fin se había liberado.

No obstante, al llegar a la cantina, las horas pasaron y se hizo muy tarde. El hombre salió de aquel lugar rumbo a su casa. Sin embargo, se percató de que los perros habían dejado de ladrar, lo cual le pareció sumamente extraño y fascinante al mismo tiempo. Pero al doblar en una esquina, algo lo dejó petrificado por completo. Frente a él se encontraba una figura diabólica. En ese preciso momento, el hombre comenzó a sudar y su cuerpo temblaba de miedo. Luego, exclamó.

__Por favor, perros, ladren. Necesito ayuda.

Sin embargo, los perros no emitieron ningún ladrido. En esa noche, aquella figura diabólica consumió por completo su alma. Pasados algunos días, falleció repentinamente debido a un paro cardíaco. Quizás si los perros hubieran ladrado, las cosas habrían sido diferentes. No obstante, el hombre los maldijo y ellos se marcharon.

Autor: Emmanuel Emilio montero ✍🏻

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