miércoles, 31 de julio de 2024

SOMBRAS ETERNAS


 Adrián era un pintor talentoso, conocido por sus obras llenas de vida y color. Isabela, por otro lado, era una joven de noble linaje, cuyos padres desaprobaban su relación con un hombre de tan humilde origen. Sin embargo, los amantes eran inseparables y soñaban con un futuro juntos, lejos de las restricciones de su sociedad.

Una noche, bajo la luz de una luna llena, decidieron huir del pueblo para comenzar una nueva vida. Pero sus planes fueron descubiertos, y en un arrebato de ira y despecho, los padres de Isabela maldijeron a la pareja. Fueron condenados a vagar por la oscuridad eterna, incapaces de encontrar descanso ni paz.

Desde entonces, el pueblo fue testigo de eventos inexplicables. En las noches sin luna, se podían ver sombras danzando en los campos y bosques cercanos, figuras espectrales que se movían en silencio. Eran Adrián e Isabela, atrapados en una existencia sombría, condenados a buscarse el uno al otro en la oscuridad sin fin.

La maldición no solo los separó físicamente, sino que también les impidió comunicarse. Aunque sus espíritus estaban presentes, no podían tocarse ni hablarse, solo sentir la eterna angustia de estar tan cerca pero a la vez tan lejos. Adrián, con el corazón lleno de desesperación, intentaba plasmar su amor y dolor en pinturas que dejaba en las casas del pueblo. Sin embargo, las pinturas siempre aparecían distorsionadas, mostrando figuras de sombra entrelazadas en un abrazo eterno.

Isabela, por su parte, vagaba por el bosque, dejando rastros de su presencia en forma de flores marchitas y hojas caídas, como si intentara señalar el camino hacia Adrián. Los habitantes del pueblo, al ver estos signos, comenzaron a temer la oscuridad, creyendo que si las sombras de Adrián e Isabela los alcanzaban, ellos también quedarían atrapados en su condena.

Con el paso de los años, la historia de los amantes condenados se convirtió en una advertencia para los jóvenes del pueblo. Se decía que en la noche de luna nueva, si una pareja enamorada se adentraba en el bosque, podrían ver las sombras de Adrián e Isabela danzando en la oscuridad, una visión tan hermosa como aterradora.

Una noche, una joven pareja decidió desafiar la leyenda. Creyendo que su amor era lo suficientemente fuerte como para romper la maldición, se adentraron en el bosque, buscando liberar a las sombras de su tormento. Pero al llegar al claro donde se decía que las sombras danzaban, encontraron solo silencio y oscuridad.

De repente, las sombras aparecieron, envolviéndolos en un abrazo frío. La joven pareja sintió un escalofrío recorrer sus cuerpos mientras las sombras susurraban palabras de amor y desespero. Fue entonces cuando comprendieron la verdad: Adrián e Isabela no buscaban liberación, sino compañía en su eterno tormento.

El pueblo nunca volvió a ver a la joven pareja. Desde entonces, en las noches sin luna, se dice que se pueden ver cuatro sombras en lugar de dos, danzando en la oscuridad. Es un recordatorio de la fuerza y el peligro de un amor eterno, condenado a vagar en las sombras para siempre.


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martes, 30 de julio de 2024

UN PEDACITO DE MI

 

Una noche de invierno, Diana caminaba por una avenida desierta en su pequeño pueblo. La brisa nocturna murmuraba a sus oídos, como si expresara un lamento profundo y perturbador. Entre un torbellino de hojas secas, apareció un joven apuesto, de cabello largo, piel pálida, alta estatura, y brazos firmes y definidos. Al ver a Diana, comenzó a avanzar hacia ella, pero ella, con un temor creciente, apresuró el paso y, al darse cuenta de que él la seguía, empezó a correr desesperadamente.

Finalmente, llegó a su casa. Golpeó la puerta con urgencia, y su madre, al abrir, le preguntó con preocupación por qué estaba tan alterada. Diana le explicó que alguien la había estado persiguiendo, pero cuando su madre miró hacia la calle, no vio a nadie.

La chica, todavía asustada, se dirigió a cenar y luego se fue a dormir. A medianoche, un ruido la despertó en su habitación. Encendió su linterna para investigar y, con horror, vio al mismo joven que había visto en la avenida. Había entrado por la ventana y sin mediar palabra, él la tomó del cuello y no paró hasta dejarla sin aliento, luego la abusó y se retiró sin dejar huella.

Al amanecer, su madre encontró el cuerpo de Diana en el suelo, sin vida, con la mirada perdida y el rostro lívido, mostrando claros signos de estrangul @miento. Sin embargo, el cuerpo aún estaba tibio. Un médico forense, consultado por la madre devastada, le informó que la hija de unos amigos necesitaba urgentemente un trasplante de corazón para sobrevivir. El médico pidió disculpas por la inoportuna petición, pero sugirió que el corazón de Diana, aún viable, podría salvar una vida.

Los familiares de Diana convencieron a la madre de donar el corazón de su hija, asegurándole que así una parte de ella seguiría viva. Con el alma destrozada, la mujer aceptó, y se procedió a la extracción del órgano. La familia de la niña que recibiría el trasplante ofreció una gran suma de dinero a la madre de Diana, pero ella rechazó la oferta, expresando que solo deseaba tener a su hija de vuelta.

Una semana después, se realizaron los análisis necesarios y, gracias a Dios, el trasplante fue un éxito. La niña receptora, María, fue sometida a una cuidadosa observación médica durante varios meses, y el corazón se adaptó perfectamente.

Sin embargo, algo extraño comenzó a ocurrir. María, que tenía ocho años, empezó a sufrir terribles pesadillas. En sus sueños, veía a un hombre extraño que la perseguía y la atormentaba con palabras aterradoras. Una noche, se despertó gritando, lo que alarmó a sus padres. Llamaron al médico, quien sugirió que llevaran a la niña a un dibujante forense para que relatara sus sueños y pudiera plasmar el rostro del hombre que veía.

El dibujante forense, con base en los relatos de María, creó un retrato hablado del hombre. Un psiquiatra que observó el proceso dedujo que el corazón trasplantado de Diana podía estar guardando recuerdos del evento traumático que llevó a su muerte. Gracias a la descripción detallada de María, lograron identificar al hombre que atacó a Diana, su madre usó el dinero, que terminó por aceptar, de la donación para atraparlo y hacerlo confesar, así pudo llevar la evidencia a las autoridades y resolver el caso, ella no había sido la única victima de ese desalmado, al confesar pudor darles paz a muchas familias que habían perdido a sus hijas en condiciones similares, y con eso al fin la madre de Diana tuvo paz y seguramente el espíritu de  Diana también pudo descansar, pues después de eso, las pesadillas de María cesaron y tuvo una vida tranquila y feliz.

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lunes, 29 de julio de 2024

Una bruja en Huapalcalco

 Leyendas Fantasmales de Hidalgo

Una bruja en Huapalcalco - Leyenda Popular




Recuerdo que cuando tenía como nueve años, mis papás nos llevaron a mis hermanos y a mí, a la casa de mis abuelos en Huapalcalco, Hidalgo.


Esa noche, apenas alumbraba la luna, me levanté de la cama, fui a la cocina, me serví agua en un jarro. De pronto, escuché ruidos extraños provenientes del otro cuarto. Me acerqué para ver de qué se trataba, lentamente recorrí la cortina, no se distinguía bien, en ese momento se alumbró la habitación con la luz de la luna y alcancé a ver una silueta parecida a la de una mujer.


Estaba parada al lado de la hamaca donde dormía mi hermanito de un año; por un momento pensé que era mi madre.


Pero lo que vi estaba encorvado encima de mi hermanito, hacía ruidos extraños con la boca, como si estuviera succionando. Me miró; su rostro era espantoso, sus ojos eran enormes y redondos, sus dientes eran aterradores, sus manos eran huesudas y tenía las uñas extremadamente largas.


Desvié la mirada buscando a mi madre, vi que ella dormía, traté de hablarle, de gritarle, de advertirle de aquello. Que mi hermanito estaba en peligro. No puede hablar. Sentía un nudo en la garganta, solté el jarro de agua y al caer al piso se rompió, en ese momento se despertó mi madre.


De inmediato, aquello huyó por la ventana, las cortinas se movieron, abrimos la puerta y mi mamá salió corriendo, yo iba detrás de ella para perseguir a eso que estaba con mi hermanito. Esa cosa de un saltó llegó al techo de la casa, desde donde, se impulsó a las ramas de un árbol, en un abrir y cerrar los ojos se convirtió en una especie de lechuza enorme y salió volando, mi cuerpo se estremeció de miedo, me quedé inmóvil.


En ese momento mi mamá me jaló del brazo. Entramos corriendo a la casa. Mi madre levantó a mi hermanito de la hamaca, lo puso en la cama y revisó su cuerpo, en la pancita tenía chupetones; mi mamá me dijo que eso se lo hizo la bruja, me espanté y me puse a llorar, mi mamá me tranquilizó, diciéndome.


“No te preocupes, no volverá a pasar, dejaré unas tijeras en forma de cruz debajo de la cama, ya no dormirá en la hamaca, lo pondré con nosotras en la cama”


Esa noche no pude conciliar el sueño. Y jamás volví a la casa de mis abuelos.


viernes, 26 de julio de 2024

CACERIA SALVAJE


Se conoce como cacería salvaje a un mito del folclore europeo presente en distintas formas en la zona norte, occidental y central del continente.La premisa fundamental de todos los casos era siempre la misma: un grupo fantasmal o sobrenatural de exploradores ataviados con indumentaria de caza y acompañados de caballos, perros rastreadores, etcétera, comandado por una figura mitológica, en una desenfrenada persecución a través de los cielos, a lo largo de la tierra o por encima de ella.2​3​ Frecuentemente, era una forma de explicar las tormentas.

Los cazadores eran comúnmente muertos o perros fantasmales, almas perdidas, deidades o espíritus de ambos sexos, valquirias o elfos, a menudo liderados por una figura asociada con Odín en las leyendas germánicas,, o por una figura histórica o legendaria como Teodorico el Grande, Carlomagno, el rey Arturo, el rey danés Valdemar Atterdag, el psicopompo galés Gwyn ap Nudd, o figuras bíblicas como Herodes, Caín, Gabriel o el Diablo.

Ser testigo de una cacería salvaje era visto como un presagio de alguna catástrofe venidera, como una plaga o una guerra, o, en el mejor de los casos, de la muerte de aquel que presenciara tal evento.Las personas que estuvieran en el camino y se toparan con la cacería podían elegir entre dos opciones: arrojarse al suelo y sentir cómo las gélidas patas de los animales le pisaban la espalda, o dejarse llevar por la partida de caza, corriendo el riesgo de ser depositado lejos de su casa o morir durante la furiosa embestida de los personajes malvados y pasar a ser otro integrante más de la misma.​ También se creía que quienes se cruzaran con la cacería podían ser arrastrados al inframundo o al reino de las hadas. Una niña que vio a un antiguo líder anglosajón fue advertida por su padre de taparse los ojos para evadir la visión.​ Otros creían que los espíritus de las personas podían ser sacados de sus cuerpos durante el sueño para participar en la cabalgata.


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LA BAILARINA

 Recién me mudé a un nuevo apartamento en una ciudad desconocida, y aunque al principio todo me resultaba extraño, poco a poco me fui acostu...