JIMENA



Jimena era una niña muy linda y agradable, tenía 10 años de edad y vivía con sus padres en una grande y hermosa casa con un patio inmenso que conectaba a un lago, en el había un pequeño muelle.
A Jimena le encantaba pasar el día sentada en el muelle con sus pies sumergidos en el agua, tenía una pequeña cuerda de pescar y con ella cada día trataba de pescar, pero solo lograba atrapar pequeños peces, su padre era aficionado a la pesca y siempre llegaba a casa con grandes pescados, Jimena lo admiraba y quería que el se sintiera orgulloso de ella, por tal razón pasaba todo el día en el muelle tratando de pescar un pez que se igualara aunque fuera un poco a los que su padre atrapaba.
Cierto día se encontraba como de costumbre en el muelle un poco aburrida y decepcionada pues no había atrapado ni siquiera un pez diminuto y ya tenía un par de horas de estar ahí... Cuando de repente sintió pequeños tirones de su cuerda, se puso de pie y sintió un tirón más fuerte, ella se emocionó y comenzó a jalar la cuerda, pero se le dificultaba porque los tirones cada vez eran más fuertes, ella pensó con gran emoción que se trataba de un enorme pez... Así que lucho y lucho para sacar del agua al pez hasta que por fin lo logro, se trataba de un pez enorme incluso más grande que los peces de su padre, ella estaba realmente feliz, apesar de haberse lastimado sus pequeñas manos tratando de sacar al pez eso no le importaba, con dificultad tomo al pez y lo llevo a casa, cuando su madre la vio entrar con el pez se asombro mucho y su padre cuando lo vio no podía creerlo.
Hablaron entre sí pues les parecía imposible que su hija haya pescado ese gran pez con una cuerda que no era adecuada para ese gran tamaño, pues apenas y se podía pescar con la cuerda peces no más grandes que la paqueña mano de ella y lo que más les extrañaba era que como su pequeña hija había sacado a ese pez del agua si casi era de su tamaño.
La esposa le dijo que le mostrará a su hija lo orgulloso que estaba de ella por su gran esfuerzo y que dejara de buscarle explicación a todo.
El padre se llevó al enorme pez para limpiarlo y cortarlo, deshecho la cabeza y la cola, esa noche tuvieron una deliciosa cena que decidieron compartir con algunos familiares, y no dudaron en presumir que su pequeña hija había pescado al enorme pez.
Al día siguiente los padres de Jimena no se sentían muy bien de salud.. tenían vómitos y mareos y se dieron cuenta que los familiares que estuvieron en la cena tampoco se encontraban bien, pero no lograron entender porque Jimena se encontraba en muy buen estado de salud, de tanto pensar llegaron a la conclusión que quizás había sido algún alimento que la niña no comió, pues aparte del pescado tenían otras opciones en la mesa.
Pasaron los días y los padres y familiares de jimena se recuperaron satisfactoriamente, pero algo no estaba bien en la niña, pues todos los días se sentaba en el muelle con la mirada perdida, ya ni siquiera usaba su cuerda, los padres se preocuparon pues ese no era un comportamiento normal en su hija.
En las noches tenía pesadillas, sobre una mujer delgada con el cabello alborotado diciendo unas palabras que Jimena no entendía, y un joven alto y fornido que era lanzado al lago en contra de su voluntad por un grupo de hombres de aspecto tenebroso, luego la mujer terminaba dando gritos de terror y exclamando en un idioma incomprensible.
Jimena estuvo aproximadamente un mes teniendo la misma pesadilla cada noche, pero no entendía porque se despertaba exactamente cuando el joven era lanzado al lago y la mujer daba sus oraciones.
La niña se veía descuidada, con ojeras y muy delgada pues casi no probaba bocado.
Los padres la llevaron al médico y no encontraron mal alguno en ella...
Un día la madre decidió buscar ayuda en otra parte ajena al círculo médico.. salió muy temprano en la mañana, dejando a Jimena dormida en su habitación...
El padre de la niña al no ver a su esposa, decidió sacar su cuerda de pescar y relajarse un rato en el lago pues había estado pasando por mucha presión por la condición de su pequeña hija.
Se preparo, tomo sus cuerdas, busco los anzuelos adecuados pues pensó que si su hija había pescado a ese pez en ese lago seguramente habían más en el.
Se sentó en el muelle y lanzó con fuerza la cuerda, y espero... Pasada una hora al fin hubo respuesta, su cuerda comenzó a dar tirones fuertes se dispuso a jalar con mucha fuerza hasta que por fin salió del agua un pez, este era de un color gris más claro que el que su hija había atrapado, y de un tamaño más pequeño pero no dejaba de ser un pez grande.
Sorprendido y orgulloso se llevó al pez a la cocina y decidió preparar un rico almuerzo sorpresa para su esposa, pero esta vez conservo la cola y la cabeza para mostrarle a ella lo grande que era el pez, los puso en un recipiente y los guardo en la nevera.
Cuando su esposa llegó encontró la mesa preparada y servida pero no llego sola, la acompañaba una anciana de aspecto humilde.
La esposa pregunto por la niña y el le dijo que aún se encontraba dormida, sugirió dejarla descansar pues sabían que no había pasado buena noche últimamente... Invitaron a la señora a almorzar, los tres degustaron el delicioso pez, mientras comían conversaban sobre los problemas de la niña, la señora les dijo que haría una sesión espiritista para saber qué pasaba.
Empezaron con la sesión y pasados unos minutos ambos pudieron observar una mirada de terror en la anciana, ella tenía su mirada fija y comenzó a llorar...
Puso fin a la sesión y los tomo de las manos, y les dijo que lo que tenía que decirles era muy grave.
Comenzó con la historia, hace unos años a un joven lo maldijo una bruja, lo convirtió en pez y lo lanzó al agua, no sin antes decir que quién lo pescara cargaría con la misma maldición.
Ellos se voltearon a ver y preguntaron si se refería a que su hija se convertiría en pez también, la anciana les dijo que ya era muy tarde para salvar a la niña...
La madre corrió a buscar a su hija a la habitación y no la encontró, bajo las escaleras muy asustada mientras el esposo no reaccionaba, ella le gritó que volviera en si y el reaccionó, con lágrimas y terror se dirigió a la nevera esperando encontrar lo peor... Cuando destapó el recipiente encontró la cabeza y los pies de su pequeña Jimena y en otro recipiente habían trozos de carne que aún no habían sido cocinados...
Ambos lloraban y les aterraba el hecho de saber que se habían comido a su propia hija.
Créditos a su autor


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