EL GATO QUE MIRA LA LUNA
Cuando llegué a casa era apenas un gatito bebé, cuando Andy me vio corrió a cogerme entre sus brazos. Ella era una bebé al igual que yo, algo torpe debo decir ya que me apretaba con sus regordetes brazos pero eso a mi no me molestaba ya que podía sentir su cariño entre su curiosidad. Fuimos creciendo juntos ambos íbamos cambiando, pero lo que ella nunca cambió fue su redonda y blanquecina cara, que se me asimilaba a la luna.
Me gustaba mirarla fijamente y ahullentar a quién se le acercara, "que gato más celoso!!" decía la mamá... Pero era porque ella no entendía que yo quería protegerla de los que se le acercaran con mala intención. Estábamos siempre juntos en cada momento, excepto cuando ella iba al colegio ya que a mí nunca me dejaron acompañarla, eso a mi no me gustaba porque estaba acostumbrado a estar a su lado siempre, incluso la acompañaba al almacén a diario a hacer las compras, no sé porqué no se me permitía ir también al colegio con ella, esto me ponía de mal humor tenía que conformarme con esperarla en la parada del autobús cada tarde.
El señor del autobús no me agradaba, no miraba de buena forma a mi Andy por eso cuando me miraba yo me erizaba, pero con una caricia entre los brazos de mi Andy lograba que me olvidara el resto del mundo. Me encantaba su olor y la suavidad con la que pasaba sus manos en mi pelaje, ella era mi mundo vivía en torno a ella además me cuidaba muy bien con mucho amor. Cada vez que llegaba de clases me servía mi comida favorita y mi plato de leche, luego nos íbamos a dormir. Me gustaba arrullarla con mi ronroneo, me sentía como cantándole una canción de cuna.
Todo era felicidad en la casa, excepto por Pablo su hermanito menor él no me quería, nunca perdía oportunidad de apretarme, morderme o tirarme la cola, pero pensé que era sólo porque era un cachorro de humano y que por eso tenía esa torpeza al tratarme. No obstante igual no me agradaba, por lo que cada vez que corría hacia mí yo salía disparado. Cierto día estaba en la calle a espera de mi Andy, emocionado como siempre cuando veía el bus llegar desde lejos, pero al estacionarse no bajó mi Andy y el chofer que conducía el bus ni era el mismo de siempre, pensé en ese momento que tal vez me había confundido, a pesar que veía que los niños de las casas cercanas si se habían bajado de aquél autobús. Seguí esperando hasta que aparecieron las primeras estrellas pero Andy no llegaba, fui a casa pensando en que tal vez había llegado desde otro camino, pero no fue así.
Me extrañó ver a la mamá y al papá llorando yo no entendía que pasaba, comencé a maullar con todas mis fuerzas, yo también estaba tan desesperado como ellos, pero el papá me dio una patada y me sacó de la casa. Sentía el dolor de su golpe y la decepción puesto que nunca antes me habían maltratado, y aún más extrañé la protección de mi Andy. Aquélla noche rondé todo el barrio en su búsqueda pero nada dio resultado, maullaba por las calles llamándola pero aún así no me escuchó.
A la mañana siguiente ya estaba fatigado y cansado llegué a casa y el papá me miró fijamente, pensé que nuevamente me golpearia pero no fue así, me tomó en sus brazos y me llevó a la cocina acariciando mi lomo, siento que tal vez estaba arrepentido por golpearme, por lo que decidí perdonarlo. Me sirvió comida y leche, pero yo no tenía apetito solo quería a mi Andy. Al momento suena el teléfono y la mamá al contestar lloró desconsoladamente, cuelga la llamada y le dice al papá:
-"Encontraron a Andy -
En ese momento mi corazón palpitaba a mil, estaba feliz al escuchar su nombre pero al ver que la mamá seguía llorando supe que no eran buenas noticias. Dijo algo de que la habían encontrado tirada en un terreno y algo de un abuso, que había sido una víctima de un depredador de niños, no entendía muy bien a que se refería por lo que no me aparté de su lado para obtener más información. Al momento el papá tomó las llaves del vehículo y salieron raudamente, yo no me quise quedar en casa por lo que sigilosamente me escabulli dentro del vehículo.
Al llegar a aquél lugar quise entrar al edificio pero me prohibieron la entrada, una mujer grande y gorda que vigilaba la puerta me sacó tirándome a la calle pero yo no me daría por vencido, podía sentir que Andy estaba en ese lugar. Rondé las ventanas hasta que di con ella, a través del cristal pude ver que no estaba consciente tenía muchas máquinas a su alrededor, su cabeza estaba cubierta con vendas en su cara se podían notar muchos golpes, casi no podía reconocer sus lindas facciones. Durante días me quedé en las afuera de ese hospital cuidando de mi Andy, podía ver las veces que su alma salió de su cuerpo para después regresar, se notaba que mi Andy era una luchadora, que no se rendiría tan fácilmente. A mi me daba mucho dolor verla así pero también orgullo de su fuerza, pero al final nada valió la pena, dio un último suspiro y su alma se fue a las estrellas para no regresar. Hubiese dado la mitad de mis vidas sólo por tenerla un poco más de tiempo junto a mi y sentir sus manitos acariciando mi lomo.
Veía como la familia estaba con una gran tristeza, nadie podía olvidar ni aceptar la partida de Andy, yo buscaba entre sus cosas alguna prenda para acurrucarme y poder dormir sintiendo su olor. Me acercaba a la mamá ronroneando sabía que compartíamos el mismo dolor, en un principio me rechazaba pero al pasar los días ya me dejaba secarle sus lágrimas que también las sentía como mías. En cuánto a Pablo su hermano menor ya no me daba miedo, podía sentir también su sufrimiento por lo que igual me acerqué más a él, toda la familia sufría y yo trataba de darles consuelo dentro de lo que podía, pero sabía que había un tema pendiente aún, que generaba más angustia entre mi familia humana.
Fue en una tarde que estaba tirado en la entrada de la casa que reconozco el sonido del motor del autobús, inconscientemente se alegró mi corazón como siempre lo hacía al esperar a Andy, no sé si fue producto de mi imaginación pero vi a Andy más hermosa que nunca bajar y venir hacia mí, me acarició como siempre pero la suavidad de sus manos era muy diferente como si me acariciara el aire, en ese momento me señala al autobús y veo al chofer que tanta repulsión me causaba entonces entendí lo que me quería decir. Sin perder tiempo corrí y me subí al autobús, sin que aquél hombre me notara y me fui con él a su casa.
Al llegar pude reconocer algunas cosas de Andy manchadas con sangre, esto me causaba mucha ira por lo que pasé las siguientes noches llorando en su ventana mirando a la luna, la que me recordaba la cara de mi amada Andy ya que igual era redonda y blanca, y de cierta forma sentía que mi Andy me miraba desde allá. Aquél maldito hombre salía cada noche a tirarme agua para que me callara y me largara, pero yo no lo dejaría descansar jamás debía hacerle pagar lo que le hizo a mi Andy.
En una de esas noches encontré mi momento propicio para mi venganza, hubo un apagón de luz en toda la ciudad, el hombre como siempre estaba ebrio con una botella de alcohol en las manos, se levantó y dijo un par de improperios maldiciendo por el apagón y encendió una vela. Luego producto de la borrachera se quedó dormido y aproveché esa oportunidad para ingresar a la casa por la ventana que estaba abierta, me subí al mesón y tiré la vela encendida al suelo como éste tipo estaba manchado por el alcohol, se encendió una gran llama la que prontamente tomó control de la casa, salí corriendo nuevamente por la ventana pero de todas maneras no pude escapar de las llamas, mi cola y mis orejas se estaban quemando, por lo que me revolqué en el pasto para poder apagarlas... En ese instante escuché los gritos de aquél hombre, el cuál podía divisar por la ventana cómo se quemaba vivo profiriendo alaridos de desesperación y dolor, lo miré hasta que ya no se movió más y me quedé dormido en el pasto.
Fue ahí que tuve un hermoso sueño, mi Andy me vino a buscar, me tomó entre sus brazos como siempre, me acarició y me dio un beso entre mis orejitas algo que siempre en encantó, me dijo que era un buen chico. Yo me sentía orgulloso de mí y le dije que ya no me dejara que me llevara con ella, pero me dijo que aún tenía una misión... Me encargó que cuidara de su hermanito de la misma forma que lo había hecho con ella, yo no estaba muy feliz pero a mi Andy no podía negarle nada. Al otro día desperté fuera de la casa, seguramente me quedé dormido en los brazos de Andy que me llevó de vuelta a casa. Cuando papá me vio, se asombró mucho por mis quemaduras y me llevó al veterinario, algo que yo odiaba, pero el dolor me impedía dar la pelea.
Papá relacionó la noche del incendio con la mañana en que me encontró quemado, a tono de curiosidad me miró y me preguntó:
-"¿Me imagino que tu tuviste algo que ver en ese incendio?"-
Yo sólo levanté la cola me di la vuelta y me salí de la cocina, su expresión me dio la sensación de que pensaba que estaba loco, eso me pareció divertido.
Ahora cada noche que pasa me quedo en la oscuridad mirando mi amada luna, contándole lo que hago en el día, sé que Andy desde allá me escucha y espera el momento en que deba irme para venirme a buscar, me lo prometió, así que espero con ansias que llegue aquél día. En el barrio la gente me mira con curiosidad, y los escucho llamarme como "el gato que mira la luna".
A veces los humanos al no demostrar sus sentimientos, piensan que nosotros los animales no los tenemos, pero puedo asegurarles que sentimos tanto o más amor que muchos de ellos.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
si te ha gustado la historia dejanos un comentario para saber tu opinion
Comentarios
Publicar un comentario