LA CHICA DEL BAR
-¿Te puedo acompañar preciosa? —dijo Juan a una linda chica que caminaba sola por la oscura vereda. Un rato antes Juan la había visto desde lejos y apresuró su paso para poder alcanzarla, él regresaba de tomar en el bar con algunos amigos, celebrando la comisión de ventas que había ganado ese mes y le acababan de pagar. La chica se detuvo, lo miro fijamente y Juan pensó: —Wow es preciosa, y no debería andar sola. La muchacha le dijo: —Me llamo Lilith. —Y yo me llamo Juan. —Dijo extendiendo su mano para después agregar: —Creo que te acompañaré porque por estos lugares no debe andar sola una chica tan tierna y dulce como tú. Lilith lanzó una carcajada que inquietó mucho a Juan y le dijo: —Gracias, pero no soy como piensas. Ambos comenzaron a caminar y a pocos metros Lilith le dijo: —Juan debes escoger mejor a tus amigos, porque de verdad no lo son. Tú llevas en tus bolsillos una fuerte cantidad de dinero y tu ropa, zapatos, prendas y celular son la envidia de los que tú llamas amigos.