EL CIELO ENVÍA BUENA CARNE, EL INFIERNO ENVÍA BUENOS COCINEROS...
Nadie en ese pequeño pueblo respetaba a Harry. Pero todo eso cambió con un simple ingrediente. A nadie le gustaba Harry cuando era un niño gordo en el patio de recreo, o cuando era un niño aún más gordo en la escuela de secundaria. Ciertamente no lo hicieron cuando abandonó para ir a la escuela de cocina. Nadie te hubiera creído si les hubieras dicho que algún día le adorarían. Nadie sabe adónde fue Harry durante unos años. Pero cuando regresó, abrió un restaurante en el centro de la ciudad. En un año, era lo único de lo que la gente hablaba. Todos comieron allí. Pregúntale a cualquiera, y te dirán por qué. “Harry’s Diner tiene la mejor comida. ¡Tan simple como eso!” Realmente lo fue. A la gente le encantaba. Desayuno, almuerzo y cena. Harry’s, Harry’s y Harry’s. Se convirtió en una obsesión. Algunas personas incluso empezaron a establecer campamentos en las afueras, sólo para poder ser los primeros en la fila para desayunar. Harry era tan popular que dejó el supermercado fuera del n