LOS MONSTRUOS NO EXISTEN
—No tengas miedo Tommy, los monstruos no existen; son solo ideas de tus padres para que te comas la sopa de verduras o para que duermas temprano —dijo aquel viejo sacerdote mientras acariciaba el cabello del niño que acababa de ingresar al orfanato. Lucía despeinado, su cara sucia y sus ropas parecían rasgadas por la dureza de la vida en las calles y sus ojos aún seguían rubicundos, inflamados y desorbitados. Pues aseguraba haber visto un monstruo dentro de un viejo armario. El cura se levantó y empezó a buscar por todas partes pero no encontró nada. revisó debajo de la cama, detrás de las estanterías, bajó incluso hasta el sótano y revisó también dentro del confesionario, sin embargo no había nada que tuviera la apariencia de un monstruo. Ya al caer la noche luego de la cena, llevó a Tommy a un lugar diferente de donde estaban el resto de los niños sin hogar para que "descansara". Pero se llevó una gran sorpresa al ver que el pequeño no dejaba de mirar todo el sector de