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Mostrando entradas de agosto, 2020

haz caso a las leyendas

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«Las leyendas lo decían pero yo no hice caso y me adentré en la vieja cabaña del bosque haciendo que la madera se quejara bajo mis pies. Noté frío, el vaho salía de mi boca cuando sentí un gélido aliento detrás de mí, un escalofrío me invadió y me giré. No había nada. Crujido. Un paso más y llegaría dónde nadie más lo había hecho. Los rayos blanquecinos se colaban detrás de los tablones, dejándome ver la habitación del cruel asesinato que partió en dos las almas del pueblo. Las nubes cubrieron la luna sumiéndome en la más absoluta oscuridad. Busqué la claridad pero solo me encontré con dos ojos brillantes y una sonrisa diabólica, acercándose. Me paralicé. La madera seguía crujiendo bajo los pasos. No eran los míos. Nunca llegué a esa habitación. Viva.aban detrás de los tablones, dejándome ver la habitación del cruel asesinato que partió en dos las almas del pueblo. Las nubes cubrieron la luna sumiéndome en la más absoluta oscuridad. Busqué la claridad pero solo me encontré con dos oj

«SE ACERCAN»

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por Bellabestia «Esa noche la guardia prometía ser tranquila, sólo había un cadáver en el depósito al que se le había hecho la autopsia esa misma tarde. Ya estaba guardado en la cámara frigorífica, a la espera de entregarlo a la familia y enterrarlo al día siguiente. Mientras se adormilaba recordaba las bromas que se hacían a costa del viejo forense y su costumbre de poner cascabeles en los pies de los cadáveres por si se despertaban, había visto tantos casos… En el silencio y la oscuridad del depósito soñó con muertos que hacían sonar los cascabeles al sentir el bisturí. Soñó con sus gritos de angustia. Ese sueño horrible lo perturbaba y algo seguía flotando en su mente. Sabía que algo no iba bien. Sabía que aunque los sueños juegan malas pasadas no era normal que se sintiera así. Seguía escuchando cascabeles pero los gritos de angustia pasaron a ser suyos al ser consciente de que ya estaba despierto, que los cascabeles seguían sonando. Y se acercabAN si te ha gustado la historia deja

duermevela

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«La enfermedad no le daba tregua; solo ansiaba dormir. Cerró las ventanas, bajó las persianas y se dejó mecer por la voz profunda de Johnny Cash en la más completa oscuridad. Tanteando las paredes con dedos trémulos, tropezó con el sofá, se tumbó y esperó a que la venciera el sueño. There ain’t no grave can hold my body down, When I hear that trumpet sound I’m gonna rise right out of the ground. La voz del cantante le llegaba desde muy lejos, como un eco devuelto por las profundidades submarinas. La primera vez que llamaron al timbre, el vibrante sonido parecido a la sordina de una trompeta la sacó de un duermevela erizado de pesadillas. La boca le sabía a tierra. Se levantó trabajosamente y con paso vacilante se acercó a la puerta. No había nadie. La segunda vez, aturdida y extrañada, volvió a levantarse para mirar, pero el umbral seguía vacío. La tercera vez, al sonido del timbre se unieron unos golpes secos en el portón. Convencida de que estaba siendo víctima de una broma pe

EL JUEGO DE LA PELOTA

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por Manel SaO «Andreu había conseguido escabullirse nuevamente. Mamá terminó por ceder ante las súplicas del pequeño y tendría un ratito más para jugar hasta la cena. —Gracias, mami. Enseguida voy. —Cinco minutos. Ni uno más, ¿eh? Te lavas las manos y a cenar. —Vale mami. ¡Gracias! Desde que encontró ésa pelotita de cuero, se había olvidado de todos los demás juguetes. Incluso la videoconsola había dejado de ser su mejor compañera de juegos y acumulaba capas de polvo junto al televisor del salón. Si bien la inventiva no era la mejor virtud de Andreu, sí que era un niño persistente, y su solitario juego, aparentemente anodino, de pasarse la pelota de una a otra mano o de botarla en la calle sin la menor intención de patearla le mantenía entretenido horas. Ya en el salón, mamá se lo volvió a repetir. —Aprovecha esos cinco minutos para recoger, Andreu. —Vale, vale… El pequeño, entornó sigilosamente la puerta mientras escuchaba a mamá colocar sus cubiertos en la mesa. Andreu abr

LA CARTA

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por Kenoa Gessle «La casa estaba vacía, lo había estado desde hacía algunos años, sin embargo, sentía que no estaba sola. Juntó coraje para abrir el ropero. Debía comenzar a sacar toda esa ropa. Sabía que los recuerdos podían abrumarla, pero tenía que hacerlo. Sacó un tapado de piel, un saco de vestir y un papel doblado en cuatro cayó a sus pies. Lo juntó y leyó en uno de sus lados: ‘A quien me encuentre”. Lo desdobló: ‘No estoy sola, hay alguien o algo conmigo. Lo siento. Sé que no me va a dejar salir. Tengo miedo. Me quiere, quiere atraparme aquí para siempre, lo sé. Voy a morir. Voy a morir. Tengo miedo. A quien me encuentre, por favor, díganle a mi familia que los amo”. Leyó el nombre al pie de la carta y quedó paralizada. Quiso correr hacia la puerta, pero ya era tarde. La  mano inerte soltó la carta. Su nombre estaba en ella.» ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- si eres un amante de las historia

LA VERDAD SOBRE LA FAMILIA BERLANGA

Crédito: Relatos de la noche   Esta historia me la contaba mibuela nos la contaba a todos en la familia y ocurrió en su pueblo que era un estado del centro del país, apenas pasando la mitad del siglo pasado la familia Berlanga era una de las más acomodadas de la zona, los más ricos del pueblo, la gente decía que tenían muchos negocios en las grandes ciudades del país pero por alguna razón decidían seguir viviendo en el pueblo donde tenían una hacienda enorme; de verdad enorme. Desde la entrada tenías que recorrer varios kilómetros más para llegar a la casa y desde ahí gobernaban con el poder de su dinero, aunque nunca se hubieran acercado a la política en el pueblo siempre hubo... ¿Cómo decirlo? Extrañas desapariciones, primero de vez en cuando algún hombre, siempre se rumoreaba que se habían ido para el norte a trabajar pero luego empezó desaparecer algún muchacho, siempre yéndose sin avisar. Al tiempo comenzaron a desaparecer también muchas chicas, luego niños y luego algunas fam