LAS GOTAS DE UN SECRETO
Era un sábado caluroso, cuando me quedé sola en casa de los abuelos, pasamos a recogerlos para llegar todos juntos al partido de mi hermano, pero al final no pude acompañarlos, porque estaba sintiéndome mal a causa de la elevada temperatura y mamá no quiso arriesgarme a pasar casi dos horas sufriendo el clima. Me sentaron frente a la tv, encendieron el clima artificial y me acercaron decenas de bebidas frías, prometiendo volver lo antes posible y dándome indicaciones de llamarlos si algo no iba bien, como si fuese aun una niña pequeña. Pues bueno, mis planes no eran esos, mi cabeza estaba cerca de reventar, solo quería recostarme con el menor ruido posible, así que la apagué de inmediato y me recosté en el suelo, que era el lugar más fresco. Apenas estaba por cerrar los ojos, cuando la tv se encendió en un canal lleno de estática. Fui a apagarla, y la radio se prendió a mis espaldas haciéndome saltar. Sonaba una canción antigua y deprimente, cantada por una voz grave y entrecor