LA ULTIMA CARRERA
Hay que reconocer que los policías viven a diario situaciones terribles de violencia extrema. Conviven con las peores miserias o tragedias que la mente humana puede concebir. De manera cotidiana deben tragarse el dolor y el miedo, y apenas expresar lo vivido en un frío y precioso parte policial. Luego tienen que seguir adelante como si nada hubiera pasado. Sin embargo, muchos policías quedan marcados para siempre, como le ocurrió al agente Carlos Bonilla. De todas las situaciones complicadas que vivió, hubo una que se le metió en la memoria más profunda. Se trata de un caso de dos jóvenes que decidieron arriesgar sus vidas en una última carrera. Ocurrió una noche, mientras Bonilla trabajaba en la seccional 16 de la ciudad de Montevideo. Aquella vez, le tocó hacer la ronda a pie en el radio 4, que es una zona que se transforma en una boca de lobo de madrugada, un lugar muuy oscuro y peligroso a la vez. Por eso el agente estaba sorprendido de lo tranquilo que estaba camino Corrales